Asturias Bimilenaria

Visito las alturas estratificadas de una Asturias bimilenaria que con su paisaje crea y consagra lenguajes de inspiración y sonoridad regionales que traspasan los horizontes trasatlánticos. En la soledad de mi vuelos me sentí cóndor acompañado por la variedad de águilas batalladoras y portentosas. (Cóndores y águilas en mi mente habitan y hermosean la sanilidad y el desquebrajamiento de una España plural, amansada por el fragor de la voz imperial. Desde mi llegada a la altura invoco con más imprecación a la ALTURA, porque esta España empachada de forraje, de telebasuras y andar en jerigonza, necesita asomarse desde el balcón de las cimas a lo inmortal de un SOL en perpetuo regeneramiento. ) Yo he llegado desde los cerrateños mares para enseñaros lo ideal de vuestro paisaje, impregnado, ciegos, y envidiosos versificadores o deficientes juglares, de salmodia, sinfonía y canto popular.) Con mis catarsis y sobrevuelos descubrí posibilidad de infinitud terrenal en espacio donde el hombre, por muy cercano que se sienta a la divinidad, adquiere su máxima plenitud al entender meridianamente que también LA ALTURA desaparece y pudre para adentrarse en la eternidad de la NADA. Con vuestra ignorancia, vuestros silencios y dicterios, obra de la feroz envidia, me habéis impelido hacia la cumbre del estupor y coraje. Soy sin pretenderlo gigantesco en lo sencillamente humano, porque durante unos días convivió conmigo lo imposible al conjuro de lo litúrgico de una luz sin definición que a mi paso tambaleante y consciente se hizo inocencia.






Luis Valderrama Modrón



POEMA 1

Las venas de la pomarada
Absorben ya sin deseo el líquido de mi llanto.
No estoy triste, pero envejecen mis prendas nuevas.
No existe alegría que no sufra las venganzas
de placeres entrante por rendijas de gozos malsanos.
Los manzanos parecen felices
Hasta que llegan líquenes y muérdagos
para envejecerlos o devorarlos.
Herido no vengo, mas me pesa la herida.
Y aún con su peso de diamantino vendaje,
deseo que mi canción no sea forraje de calle y taberna…
El dolor es un dios desconocido que únicamente acaba
en un fin irreversible que establece azar, acción y acontecer.
Todas mis muertes me aterran y espantan.
Nos sumergen en un todo de la nada.
Y la nada, certeza única, nos devuelve a posibilidad de vida
si acertamos a palpar el éter o interpretar con ardor de titanes
nuestro estallido, sinfonía o canto.


POEMA 2

La pupila se abre a un festival de claridades.
Mis trovas apagan los tenebrarios
de oficiantes moscones que enferman con forraje y cera
la fluidez del paisaje que es correlato y proyección de vida.
¿Adónde pastáis y baláis, poetas de Asturias?
Morir dentro del paisaje sonoro es retornar al castro
donde la tumba sigue teniendo vida y la zampoña canto
No puede creerse el disfraz de la experiencia…
Si la luz se impone sólo como gozo y no como salvación,
la oscuridad nace como reptante maleza
en sotobosques, llanos, cumbres, y el verso cae a perpetuidad
en cestos de vendedores de pompas.
¡ Pegásides de Asturias, no me retiréis el tambor y rabel;
alejadme de las guardias de fastuosos haraganes,
y poned frente a mis evangelizadores lugareños
que me deslumbren y asombren con los reflejos de sus leyendas.


(Poemas elegidos al azar por su brevedad, correspondientes al poema titulado "Mi otoño primaveral" que aparece con otro poemario más en "Y la luz se hizo inocencia" Gijón 2.002)
(Titulo anterior "CONCIERTO PARA TAMBOR Y GAITA")


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