LUIS VALDERRAMA MODRÓN

"Principio de poema airado, Gijón, dieciséis de enero, inicio de madrugada, mil novecientos noventa y tres, crispación, altanería juvenil momentánea. impulso vehemente controlado, amanece." Como comprenderéis, a mis sesenta años no puedo perdonarme la desverguenza o el error de pedir como un tiñoso limosneante un trozo de página, de aula en aula, de venta en venta, de figón en figón. De vertedero en vertedero ni mendigar un hueco o reseña en un diario asaltado por bastardos pedigueños. Si hasta aquí he llegado con la humildad como bandera, la exaltación y el verbo como sagrario portátil de belleza, y el compromiso, GRITO Y ESPERANZA DEL PUEBLO, como cumbre de mis ardores, hasta ALLI llegaré anónimo, desnudo, pero recogidas ya mis miserias y pringues para que mis hijos o la caridad pública me entierren, mientras se susurra una oración profano-cristiana en el lugar mas enriscado e intrasitable del cementerio. Si Ellos o Ellas son dueños de la imprenta, el poder y un atroz aburrimiento, vosotros de juventud, la ilusión y el trueno, el Maestro soy yo. Si mis cabreos me llevan al jolgorio lingüístico, el jolgorio me incita a creerme excepción. Sustantividad entendida como alejamiento del común acontecer: Divertiros, reíros, yo también me divierto y río.

Si lo que buscáis no es fortuna y fama, sino renombre e inmortalidad, adelante, podréis alcanzarlos pronunciando este sonoro vocablo: ValDErraMA. Vivamos, aún empequeñecidos, el ensalzamiento de nuestro talento negado. El fracaso, el triunfo de los elegidos por la sociedad viviente, su pequeñez o mezquindad generosamente remunerada, no debe conducirnos a la angustia o al suicidio. Vivir para sonreir, aún después de ser acribillado a escupitajos, es ya un milagro que no necesita explicación. Si para ceñirse corona inmortal de encina y laurel se han de vivir los infiernos de Sísifo, William Blake, Leopoldo Lugones, Cavaffis, Fernando Pessoa y Friedrich Nietzseche, preferiría ser tronco de coscoja enraizado en la grieta más inasequible de la ultima estancia del NARANJO DEL BULNES. Estas ocho vidas mitos imperecederos, aún perteneciendo al batallón de los dos mil ángeles custodios que limpian mis lacras y me libran de fantasmas y quimeras, no me nutren con la sustancia que necesito para enfrentarme testimonialmente al imperio indestructible de la mediocridad. Diviértete divirtiendo ha quienes jamás han sabido sufrir. Desde la soledad ciudadana, no eremítica, pueden decirse verdades caústicas y profundas como abismos. Yo os aseguro que en su intimidad viven enclaustramiento y cárcel quienes soportan servidumbre castrante a que les someten la chusma proleburguesa, mecenas, epígonos y votantes. Esas vidas parecen disfrutarse, pero al ingresar en el vacío de la vanidades y lisonjas, carecen de plenitudes, y el amor como arbusto ideal de cobijo y sombra, se les pudre antes de llegar al acabamiento. Su ambición limita el disfrute de la libertad íntima-individual, y el sexo, obra cumbre por excelencia de la creación, se les marchita cuando aún no ha llegado a la mitad de su recorrido. No puede gozarse el silencio sonoro y batiente de las playas y erigirse a la vez en amos del pecado, la pistola, el afecto de las masas y la trilita. Esta tara-frustración, propia de los machos desahuciados por el inexorable amador del rebaño, les lleva a negar los excesos encauzados de los sentidos, y para encubrir sus deficiencias engañan con apariencias a las multitudes y legislan para los demás en conservador. Curan sus artropías y purulencias, pero la vida, maestra aventajada de venganzas y repartidora venal de lloros y desengaños les niega el derecho a la felicidad. Sufren como cualquiera animal sarnoso, bajo el alivio de su dinero el amargor que desprenden, por naturaleza, los días interminables.

Si EMERSON cree que "el poeta y el sabio consideran todas las cosas amigas y sagradas, todos los días santos, todos los hombre divinos", está hipócritamente creyendo en la más sangrante de las mentiras. Entonces vivir para sonreir, aún después de ser cubierto con jifas y esputos, es un portento que explica el autoengaño como dogma inextrincable que nos conduce a la muerte bajo el influjo de trompetas liberadoras. La muerte, aún para los suicidas, es la más fea y horrorosa de las liberaciones. Me contrarío y me contradigo: otro cuace atropellante dimanante de mis riadas sensitivas. La vida es bella donde resplandece con su total vestidura la claridad. Es negrura la suciedad, y el excremento proveniente del dios o del pordiosero, hiede. El poeta y el sabio que encubre con cantos de alborada la malignidad y la insatisfacción depredadora, es un farsante con gustos de pitonisa y curandero. Amanece, cantan los gallos, gijón dieciséis de enero de mil novecientos noventa y tres, las ondas sonoras se deslizan preñadas de ruidos y motocicletas y primeras voces de un puñado de obreros concienzudos, llovizna, Gijón, sale el sol. No soporto tanto peso literario, tanta hijaputez disfrazada de ditirambos. Aún necesitando comunicarme, me gustaría quedar prendido de la oscuridad cegante. Hoy, más que nunca, soy un hombre enfangado en la más horrenda de las incertidumbres. Mi duda abarca todo el universo.

(Grito y esperanza del pueblo. Poemas 1.971, ALLI. Poemas 1.981)

CUADERNILLOS PANFLETARIOS

LA CULTURA ESTÁ en poder de unas mafia docta, en una reala bien avenida de claudicantes políticos y en los criterios academicistas de vejestorios pontífices, que sin haber escrito una sola página brillante en su vida entronizan y anatomizan.
No existe tribuna ni silla para los artistas rebeldes y críticos. En nombre de la sagrada amistad y en nombre del sagrado comercio, se les arrincona o crucifica, y sus despojos son entregados al silencio para que los entierren en profundidades inescrutables. Sucede a veces que el huracán remueve los osarios, y los muertos se levantan para continuar caminando. Mientras tanto decadencia vengativa, vencedores o laureados en compañía de abrutados shanchopanzas y donlatinos, se sirven del atropello floreado para imponerse, y aunque lo logran, la felicidad y el equilibrio les esquiva y rechaza, y con creces pagan su exquisita crueldad: a estos triunfadores-perdedores también les llega su horroroso infierno. La decadencia creativa les limita y la crueldad practicada durante su larga andadura de logreros les presenta en sueños y en la placentera siesta la basura hedionda de la que se sirvieron en su intento de coronar las níveas crestas de un palacio donde solamente tienen cabida los dioses y los crucificados. Sufrid engreídos charranes. Es hora de reflexión y renuncia y en las puertas de la conciencia se oyen aullidos que exigen penitencia y arrepentimiento.

CUADERNILLOS PANFLETARIOS

Nº 6 ENERO, FEBRERO Y MARZO 1.996
(REFLEXIONES ALREDEDOR DE MI DIARIO El imperio de la mediocridad)