MIS HIJOS

(Del poemario "VOZ QUE SALE DEL PUEBLO"
editado conjuntamente con "Grito y esperanza del Pueblo"
Madrid 1.978)


Mis tres hijos juegan revoloteando
en la misma habitación donde yo desbrozo
preocupaciones, cansancios y sentimientos.
Me ayudan con sus risas y alborotos
A dulcificar decepción negura y desconsuelo.
Ellos con sus piruetas y canciones
trastornan y embellecen el espacio escénico,
y desde su algarabía gozosa,
parece que me incitan a cobijarme
en una nube cromática que flota
de la superficie de un suelo vital.
Ellos con su agresiva y sabia candidez
me invitan a empolvarme con la harina fluída
de los cómodos que intrigan en la babosidad de la noche
mientras ennoblecen sus propios cantos femeniles
y adulatorios.


                    MIS HIJOS
Mis hijos con sus hallazgos alrededor de sus papeles
mojados, convertidos en castillos con soldados,
me sumergen en una lluvia liviana
de fácil captación para el sosiego y la ternura.
Mis tres hijos parece que al unísono
Musitan sonrientes verdades esenciales.
No escribas, papá.
¿Qué siembras y recoges?
¿A quién mueves y glorificas?
Intentas liberarte y a nadie liberas.
¿Qué brechas abres o qué camino suavizas?
¿A quién mueves y liberas de sus lacras?
Hombre de ilusión y cóleras,
¿a quién ayudas y transformas? Mis tres hijos con sus ojos brillantes
de alegría reveladora,
dan sentido a esta cantar mío vociferante.
Son órgano y torrente de efluvios, colores,
perfumes, armonías y sutilezas.
¡Qué nadie, hijos, os manche con asfalto y almizcle vuestro futuro de honestidad y esperanza¡
¡Qué nadie os mate vuestro goce placentero
con sus crueldades o capullos de seda!
Y yo que soy un hombre colérico y triste,
bajo el influjo de una infancia sometida a la lapidaciones de criminales
comportamientos victoriosos,
me petrifico en mi respiración,
cuando les veo silenciosos o melancólicos.
La tristeza en mis hijos
me envenena y crucifica.

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